Capítulo XV (Parte 1): Los Parques y sus Misterios

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Parque Maceo




La ciudad de la Habana, a pesar de su pequeño tamaño en comparación con otras capitales del mundo, tiene abundantes parques que llenan de admiración a todos aquellos que tienen el placer de conocerla, representando un magnífico ejemplo de cómo se puede conservar la naturaleza dentro de una populosa urbe. No existe un solo barrio habanero que no cuente al menos con un parque y a pocos kilómetros del centro urbano, se encuentran fabulosas instalaciones de esparcimiento y recreación, con enormes extensiones de terreno cubiertas de una tupida y muy diversa vegetación, que las convierten en verdaderos “pulmones” de la ciudad.


Sería muy difícil hacer un recuento de todos los parques que se encuentran en la Habana, pero sería imperdonable también dejar de mencionar a algunos tan famosos como la Plaza de la Fraternidad Americana, o como es conocido por todos, el Parque de la Fraternidad, coronado por una frondosa ceiba, la cual fue abonada con tierra de todos los países de América, ubicado en una de las zonas más céntricas y concurridas de la ciudad, muy cerca de edificaciones monumentales tan importantes como el Capitolio Nacional, la Fuente de la India, el Palacio de Aldama y el Hotel Saratoga. Otro parque de gran renombre imposible de omitir es el majestuoso Parque Central, localizado en los límites de los municipios Centro Habana y Habana Vieja, donde se encuentra la primera estatua que fue esculpida en la isla del apóstol José Martí en un sitio público.



Parque Fraternidad

Parque Central


En muchos de estos parques tuve muy felices momentos amorosos y sufrí también mis primeros desengaños, pero no dejo de reconocer que eran y seguirán siendo los espacios ideales para encuentros y desencuentros de enamorados en aquellos estrechos e incomodos bancos de mármol o madera protegidos por una frondosa vegetación a la tenue luz de las farolas nocturnas, testigos mudos de tantas promesas, aspiraciones, inicios y rupturas. De todos ellos, el Parque Almendares, situado entre los límites de los municipios Vedado y Playa, era la cumbre indiscutible de las citas amorosas, debido al embrujo de su fascinante entorno natural y a la placidez del lugar.



Parque Almendares


Los nombres de los parques habaneros son tan diversos como sus propios orígenes. La mayoría de ellos tienen nombres de héroes o personajes famosos, pudiendo citar por ejemplo, el Parque Maceo, frente al malecón habanero, con su majestuosa estatua del “Titán de bronce”, montado en su brioso corcel; el Parque Córdoba, en la Víbora, en homenaje a Emilia de Córdoba y Rubio, heroína de las guerras de independencia; el Parque Coyula, en la Avenida 19 entre 30 y 34, en el municipio Playa, dedicado al Comandante del Ejército Libertador Miguel Coyula; el Parque John Lennon, ubicado en la calle 17 entre 6 y 8, en el Vedado, donde se encuentra una escultura de bronce dedicada a uno de los integrantes del muy famoso grupo “Beatles”; el Parque del Quijote, localizado justamente en 23 y J, en el Vedado, donde se erige la estatua ecuestre del “Caballero de la Triste Figura”, y el de Sancho Panza, en la esquina de las calles Obispo y Aguacate, en La Habana Vieja, donde se encuentra la escultura de su tenaz y más fiel compañero, haciendo alusión a los afamados personajes literarios de Miguel de Cervantes Saavedra.



Parque Coyula

Parque John Lennon

Parque El Quijote


Al pasar de los años, la imagen de muchos de estos hermosos parques habaneros comenzó a cambiar y no pudo escapar del impacto de un rápido deterioro, producto de la indolencia, el vandalismo, el maltrato y la falta de mantenimiento. Con la tan esperada aprobación del uso popular de la Internet en Cuba, la situación de los parques empeoró progresivamente, al ser utilizados estos como predios para lograr acceder de forma masiva a la conexión brindada por la única entidad cubana que monopolizaba esta tecnología en la isla y, por ende, al arribar diariamente cientos y cientos de personas a estas instalaciones a cualquier hora del día o de la noche. Los imprescindibles “guardaparques” desaparecieron totalmente, al no contar estos trabajadores comunales con una adecuada remuneración económica acorde a sus responsabilidades y, por tanto, la impunidad prevaleció debido a la falta de vigilancia y control. El robo de estatuas, farolas, lámparas y hasta de bancos se hicieron hechos cotidianos, sin que nadie les pusiera freno y la atención, cuidado y limpieza de las áreas verdes se hicieron cada vez menos frecuentes.


Parque Fraternidad 1

Parque Central 1

Parque Central 2


La crisis económica que ha estado sufriendo Cuba desde el desmoronamiento del campo socialista se ha ido extendiendo a todos los rincones de la sociedad y lamentablemente está dejando huellas que son irreversibles, como es el caso del deterioro creciente de sus valiosos tesoros patrimoniales. No se pierde solo lo material, sino también desaparecen los valores espirituales, que son mucho más importantes, la historia de cada lugar es irrecuperable e irrepetible. El otrora esplendor de los hermosos e inigualables parques habaneros, pasaran al recuerdo de las personas que como yo los conocieron y disfrutaron y se perderán definitivamente para las nuevas generaciones.


Pero la situación económica no es ni por asomo justificación para el maltrato y el vandalismo. Los cubanos se han caracterizado siempre por su enorme sensibilidad y exquisita cultura y las penurias económicas, por muchas que sean, no deberían ser el motivo de la falta de responsabilidad y disciplina ciudadana.


Continuación: Parte 2



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1 comentario

  1. Así mismo es primo, muy de acuerdo con tu narración,es una lástima que todas ésas maravillas con que contaba nuestra Ciudad ,se hayan perdido junto con los valores humanos.

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