Capítulo XXI (Parte 3): Bon Appétit

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Paladar




Para beneplácito de los cubanos, llegó la etapa de las “paladares”, denominación surgida a raíz de la telenovela brasileña Vale Todo, trasmitida por la televisión cubana en los primeros años de la década del 90. El melodrama narraba la historia de una modesta madre soltera, Raquel (interpretada por la afamada actriz Regina Duarte), quien comienza vendiendo bocadillos para poder subsistir en una playa de Río de Janeiro, establece su primer restaurante llamado Paladar, y va prosperando, hasta convertirse en una floreciente empresaria, propietaria de una exitosa cadena de restaurantes. La telenovela era trasmitida en el momento que el país afrontaba la más severa crisis económica de su historia – hasta ese momento -, denominada eufemísticamente “período especial”, tras el estrepitoso desmoronamiento del campo socialista y coincidió con la primera emisión de licencias para el trabajo por cuenta propia en Cuba, permitida por el gobierno después de las famosas “nacionalizaciones” de los años 60 que barrieron todo rastro de propiedad privada, por lo que el pueblo cubano – siempre soñador - bautizó como “paladares” a los establecimientos gastronómicos de nuevo tipo que comenzaron a surgir, en referencia al nombre del restaurante que había inaugurado Raquel. Era el momento preciso para que las personas en Cuba volvieran a soñar con el resurgimiento de esta incipiente propiedad privada.



Telenovela brasileña


Aunque desde sus inicios estos novedosos centros privados estuvieron sometidos por parte del gobierno a severas restricciones, relativas a la cantidad y tipo de productos que podían ofertar, la contratación de mano de obra y el número de asientos que podían disponer, estos pequeños negocios comenzaron pronto a prosperar convirtiéndose en la mayor competencia de los cada vez más ineficientes y desabastecidos restaurantes estatales, que habían prevalecido como única opción hasta entonces, quedando en evidencia los enormes beneficios inherentes a la tan criticada y temida propiedad privada frente a la tan cacareada y protegida propiedad estatal. Tan enormes eran las restricciones y prohibiciones que tuvieron que soportar estos lugares, unido a una cada vez más creciente carga impositiva, que a mediados de la década del 2000 muchas de las “paladares” del país tuvieron irremediablemente que cerrar. Solamente subsistieron en La Habana las más prósperas y fuertes económicamente como, por ejemplo, La Guarida, inmortalizada en la famosa película cubana de Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, Fresa y Chocolate, y San Cristóbal, visitada por el presidente de los Estados Unidos Barack Obama en su estancia en Cuba en marzo de 2016.



Pelicula cubana

Visita a Cuba de Obama


Tras asumir Raúl Castro las riendas del gobierno, decidió eliminar algunas de las tantas trabas que se les había impuesto al trabajo privado, teniendo que admitir públicamente que el estado no tenía capacidad para ser la única fuente de empleo del país, ni la posibilidad de sostener los múltiples servicios que ofertaban tan eficientemente los emprendedores privados y así, felizmente, dentro de estos, se vieron beneficiados los servicios gastronómicos de las famosas “paladares” cubanas, las cuales florecieron nuevamente en contraposición a sus homólogos restaurantes estatales.


Algunas “paladares” han alcanzado tal renombre internacional, por su calidad y las buenas referencias de sus visitantes, que han sido resaltadas por sitios web especializados, entre las que podemos mencionar Los Mercaderes, en La Habana Vieja; Decamerón, en el Vedado y Doña Alicia, en Centro Habana, incluidas dentro de muchas otras de similar relevancia.



Paladar en La Habana

Paladar en el Vedado

Paladar en Centro Habana


Una vez más los cubanos demostraron su enorme iniciativa individual, empeño personal y sentido del buen gusto, relegados y sustituidos durante tantos años, en contra de su voluntad, por absurdos proyectos esquemáticos, impuestos centralmente por un grupo de limitadas cabezas pensantes y destinados desde su inicio al más rotundo fracaso. Esa fue una realidad tajante e incuestionable, imposible de ocultar por todos aquellos discursos grandilocuentes pronunciados continuamente por los principales dirigentes del gobierno tratando de demostrar lo contrario.


A diferencia de las “paladares”, muy pocos restaurantes estatales surgieron después del triunfo de la revolución, en todo caso, lo único que hicieron las instituciones del gobierno fue escasamente reparar, remodelar o simplemente cambiarles el nombre a antiguas instalaciones existentes desde antes del 1959, y las que por alguna gran catástrofe sucumbían, jamás se volvían a recuperar ni reabrir con su objetivo inicial, tal fue el caso del famoso restaurante Moscú, situado en una céntrica esquina del Vedado habanero, inaugurado el 13 de agosto de 1974, en homenaje al cumpleaños del líder de la revolución y en pleno apogeo de las relaciones con la Unión Soviética, consumido por el fuego en 1989 y que estuvo por más de 30 años en ruinas hasta que, finalmente, el estado cubano decidiera construir allí un lujoso hotel para atraer turistas extranjeros y poder captar las tan codiciadas divisas.



Restaurante habanero

Ruinas de edificio


El infeliz destino que tuvo para los habaneros este icónico lugar, antiguo cabaret Montmartre, reconvertido en un excelente restaurante, y después reducido a un montón de escombros por un fatal incendio, resulta simbólico y es muy similar al de muchas otras obras que existían en La Habana antes del 59 y sufrieron las consecuencias del devastador paso del “proceso revolucionario”. Con el incendio de aquel lugar, sucumbió una legendaria obra en la que los habaneros podían disfrutar, antes del triunfo de la revolución, de un magnífico espectáculo en un elegante centro nocturno amenizado con la presencia de excelentes artistas nacionales y foráneos, y posteriormente, de una exquisita comida en una bien servida mesa en unión de su familia, renaciendo finalmente, como en otros tantos casos, en una pomposa instalación hotelera a la que muy difícilmente el pueblo logrará tener acceso.



Partes anteriores: Parte 1 – Parte 2

 

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